Portugal Colonial - Desechos plásticos y humaredas tóxicas en Turquía

Desechos plásticos y humaredas tóxicas en Turquía
Desechos plásticos y humaredas tóxicas en Turquía / Foto: Ozan Kose - AFP

Desechos plásticos y humaredas tóxicas en Turquía

El número de incendios en fábricas de reciclaje plástico se ha disparado en Turquía, y "no es una coincidencia". Expertos y activistas sospechan que algunos empresarios quieren deshacerse de los indeseables desechos, a veces importados de Europa.

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En Kartepe, ciudad industrial del noroeste del país, una de esas fábricas fue cerrada en diciembre por las autoridades después de que se declararan tres incendios en menos de un mes.

Uno de ellos duró más de 50 horas, dando tiempo a los plásticos almacenados a expander una tóxica humareda negra en esta región enclavada entre el mar de Mármara y las montañas.

"No queremos que nuestros lagos y nuestras fuentes sean contaminados", dice Beyhan Korkmaz, una militante ecologista de la ciudad. "¿Tendremos que llevar mascarillas?"

El año pasado en Turquía ha habido un incendio cada tres días en centros de tratamiento de desechos plásticos: hubo 33 en 2019, 65 en 2020 y 121 en 2021, según Sedat Gündogdu, investigador especialista de la contaminación en la Universidad Cukurova de Adana (sur).

- "Lobby del plástico" -

Después de que China prohibiera en 2018 su importación, Turquía se ha convertido en el primer importador europeo de desechos plásticos europeos, por delante de Malasia.

En 2021, cerca de 520.000 toneladas han llegado al país, agregándose a las 4 a 6 millones de toneladas generadas cada año por los 84 millones de turcos, según datos de la rama turca de Greenpeace.

"El problema no es importar plástico de Europa, sino importar plásticos no reciclables", opina Baris Calli, profesor de Medio Ambiente en la Universidad de Marmara (Estambul), quien cree que "la mayoría de estos incendios no son una coincidencia".

Según él, solamente 20 a 30% de los desechos plásticos importados son reciclables. "Los residuos deben ser enviados a usinas de incineración, pero ello tiene un coste, y por eso algunas empresas intentan buscar un medio fácil para deshacerse de ellos".

En un informe publicado en agosto de 2020, la organización internacional de policía Interpol se preocupaba por el "aumento de incendios en vertederos y desechos ilegales en Europa y Asia" y cita especialmente a Turquía.

Desde octubre de 2021, una norma prevé retirar la autorización de explotación a cualquier empresa del sector reconocida culpable de incendio voluntario.

Interrogados por la AFP sobre el número de empresas sancionadas, el ministerio turco de Medio Ambiente y el vicepresidente de la rama de desechos y reciclaje de la Unión de cámaras de comercio de Turquía (Tobb), no dieron respuesta.

"El ministerio quizá (...) no quiere" actuar, sugiere Baris Calli, para quien "el lobby de la industria del plástico se ha reforzado" estos últimos años en Turquía.

Según la asociación de reciclaje turca (Gekader), el sector de desechos plásticos genera 1.000 millones de dólares por año y emplea a 350.000 personas en 1.300 empresas.

- "Basta un rayo de sol" -

En su oficina ubicada sobre una usina de Kartepe, donde los plásticos son seleccionados antes de ser reciclados o incinerados legalmente, Aylin Citakli rechaza las acusaciones de incendios voluntarios.

"No lo creo", asegura la responsable medioambiental del centro de selección. "Son materiales fácilmente inflamables, cualquier cosa puede provocar un incendio, basta un rayo de sol".

Frente al escándalo provocado por la publicación de imágenes de desechos procedentes de Europa, vertidos en zanjas o en ríos, Turquía anunció en mayo de 2021 la prohibición de importar desechos plásticos.

Pero anuló la prohibición una semana después de que entrara en vigor.

En Kartepe, a Beyhan Korkmaz le preocupa esta marcha atrás, así como el futuro de su región, donde nació y vivió desde hace 41 años.

La militante cita el ejemplo de Dilovasi, ciudad a 40 kms que alberga a numerosas fábricas químicas y metalúrgicas, y donde los científicos han detectado índices de cáncer anormalmente elevados. "No queremos acabar como ellos", dice.

L.Torres--PC