Portugal Colonial - Espeso manto de nieve augura temporada excelente para el rafting en EEUU

Espeso manto de nieve augura temporada excelente para el rafting en EEUU
Espeso manto de nieve augura temporada excelente para el rafting en EEUU / Foto: CHANDAN KHANNA - AFP

Espeso manto de nieve augura temporada excelente para el rafting en EEUU

Un abundante manto de nieve en las Montañas Rocosas anuncia una animada temporada para los aficionados del rafting, o balsismo, que buscan aventuras descendiendo por los agitados ríos del estado de Colorado.

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Los operadores turísticos que ofrecen sus servicios en los ríos alimentados por esta famosa cordillera, en el centro del territorio estadounidense, afirman que el húmedo invierno y el lento deshielo deberían garantizar meses de diversión a quienes adoran lanzarse por los rápidos.

"Este río ha duplicado su tamaño (...) en tres días", resaltó Corey Coker, quien coordina expediciones por el río Arkansas desde hace más de una década.

"Creo que estamos justo por debajo de los 1.000 pies cúbicos por segundo", detalló a la AFP durante una excursión a mediados de mayo. Un pie cúbico equivale a unos 28 litros de agua.

Esto significa que si se trazara una línea a través del río, pasarían unos 28.390 litros de agua en un momento dado.

"No se ve nada mal aquí. Pero cuando estás abajo, en los rápidos, el nivel de agua marca una gran diferencia y la situación se ve más aterradora", dijo a medida que empujaba la balsa hacia una sección ancha y de corriente lenta del río.

De hecho, una vez que el curso se estrecha a lo largo de un paso moldedeado por la naturaleza hace miles de años, las cosas comienzan a acelerarse.

En el majestuoso Cañón Browns, el agua, que antes fluía suavemente y parecía inofensiva, se convierte en un furioso remolino lleno de espuma.

Coker le grita instrucciones a los balseros para que remen hacia delante o hacia atrás mientras intentan maniobrar con su bote hinchable alrededor o por encima de las enormes piedras.

Cada rápido sumerge la parte delantera de la balsa en la espuma, rociando a los ocupantes con agua lo bastante fría como para recordarles que hacía apenas unas horas que había nevado.

Para los valientes, o desafortunados, que caen al agua, el traje de neopreno no es suficiente protección contra un frío que hiela los huesos.

"Este es un año muy bueno para el agua, no tenemos ninguna preocupación al respecto", sostuvo Mark Hammer, que dirige la empresa The Adventure Company en Buena Vista.

"El nivel debería ser excesivamente alto, y debería proporcionarnos una temporada realmente larga", acotó.

- Invierno húmedo -

Años de nevadas por debajo del promedio en el oeste de Estados Unidos han agotado los cauces de ríos, ya que el calentamiento global provocado por el hombre ha exacerbado la tendencia a la aridificación a largo plazo.

Algunas de las principales arterias fluviales que atraviesan el país se han visto gravemente afectadas, y el caudal del otrora poderoso río Colorado se ha reducido.

La situación empeoró tanto el año pasado que el lago Mead, un enorme embalse formado por la represa Hoover, se redujo a sólo una cuarta parte de su capacidad, amenazando con llega al "punto muerto", en el que el río aguas abajo se seca y la generación hidroeléctrica se detiene.

Pero un invierno húmedo que dejó un espeso manto de nieve sobre las Montañas Rocosas ha alimentado a los ríos, al menos por ahora.

Los científicos que miden el manto de nieve, una reserva vital de agua para una enorme franja del país, dicen que al oeste de la línea divisoria continental se ve muy bien.

Este verano boreal "se prevén grandes cantidades" de agua surgida del deshielo en los embalses de la cuenca alta del río Colorado, explicó Paul Miller, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

En el lado oriental de la divisoria no cayó tanta nieve, pero siguió siendo abundante.

Son buenas noticias para los amantes del rafting por el río Arkansas, que nace cerca de Leadville (Colorado) y serpentea 2.400 km a través de las Grandes Llanuras antes de desembocar en el Misisipi.

Hammer, cuya compañía guía hasta 8.000 personas por el río cada año, afirma que, aunque se pronostica una buena temporada, no hay garantías para el futuro.

El cambio climático, la sobreexplotación de agua en las crecientes urbes de la región y la voraz agricultura afectan a estos cursos.

"Me encantaría que la gente se tomara más en serio el agua disponible", dijo a la AFP.

"No escucho sobre grandes soluciones. Y sé que es un problema difícil de resolver, y que probablemente tardaremos décadas en gestionar mejor nuestra agua. Sin embargo, no creo que tengamos muchas opciones", opinó.

V.F.Barreira--PC